Entre las principales causas de los desequilibrios energéticos en Occidente están unos hábitos alimenticios inadecuados. Todos los alimentos tienen unas cualidades energéticas determinadas, y la forma de prepararlos, cocinarlos y combinarlos entre ellos puede ayudarnos a mantener una adecuada alimentación.
La naturaleza de los alimentos (fría, fresca, neutra, tibia o caliente), puede ser modificada dependiendo del método de elaboración, ya sean salteados, hervidos, al vapor, horneados, etc. Si nuestra constitución es caliente, será bueno tomar alimentos que nos refresquen. Si al contrario, nuestra constitución es más bien fría, nos vendrá bien tomar alimentos de naturaleza cálida y/o calentarlos al prepararlos. Pero debemos tener cuidado, ya que un consumo excesivo de alimentos calientes o especiados puede afectar al Qi y afectar al Yin. Así mismo, los alimentos fríos en exceso podrían dañar el Qi del Bazo y el Estómago, grandes implicados en la transformación de los alimentos durante la digestión.
Respecto a los sabores, una dieta sana debería incluir los cinco sabores de los cinco elementos (ácido, amargo, dulce, picante y salado), ya que de esta manera nos aseguraremos que todos los órganos están estimulados correctamente y que la Sangre y el Qi están nutridos y fluyen correctamente. Un exceso de cualquiera de estos cinco sabores podría dañar el Qi de los órganos y esto, a largo plazo, afectar al resto de ellos.
Para finalizar, deberíamos adoptar en lo posible los siguientes puntos:
- Consumir productos de temporada, frescos y de la zona en la que vives.
- Adaptar la dieta a la estación del año en la que estamos.
- Comer con regularidad y de forma relajada, aplicándose el lema de "masticar los líquidos y beber los sólidos".
- ¡Disfrutar de la comida!
En próximas entradas os hablaré de la forma de mantener los distintos órganos y el Qi en buen estado con una correcta alimentación.
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