La estimulación eléctrica comenzó a usarse en el periodo grecorromano, en el que trataban la gota y los dolores de cabeza mediante descargas eléctricas generadas por el pez raya. Su uso en China es relativamente reciente, ya que empezó a usarse en 1934, pero no fue hasta 1972 cuando China demostró la acupuntura "anestésica", al inducir la analgesia post-operatoria mediante electroacupuntura a un miembro del equipo de Nixon en su visita a ese país.
La electroacupuntura es una técnica en la que se aplica corriente a las agujas insertadas en los puntos de acupuntura. Su objetivo es producir un efecto analgésico mediante la elevación del umbral del dolor y reforzar el efecto de estimulación o sedación de los meridianos y puntos de acupuntura. Además, tiene la capacidad de mejorar la circulación sanguínea, con lo que la constricción vascular producida por el dolor (como consecuencia de la excitación del sistema nervioso simpático) mejorará y se aliviará la sensación de dolor, rompiéndose así el círculo vicioso del dolor.
Además de su uso analgésico y anestésico, la electroacupuntura se utiliza también para el tratamiento de ciáticas, hemiplejias, parálisis, neuralgias faciales, hipertensión, asma, odontalgias, dismenorreas, y en otras dolencias como ansiedad, insomnio u otras enfermedades psíquicas. Algunos estudios recientes indican que la electroacupuntura a baja frecuencia puede tener importantes implicaciones terapéuticas en el caso de la epilepsia y los trastornos del sueño relacionados con ella.
La sensación del paciente no es en absoluto desagradable, adaptándose la intensidad de la frecuencia al umbral del dolor del paciente, percibiéndose una sensación de cosquilleo en la zona estimulada y nunca dolor o sensación eléctrica desagradable. Como norma general, se utilizan bajas frecuencias con altas intensidades para tratar afecciones y dolores crónicos, y altas frecuencias con bajas intensidades para aquellos casos más agudos.
Como contraindicación, no debería usarse en pacientes con enfermedades cardíacas o con marcapasos en las zonas cercanas al corazón, en zonas de osteosíntesis, en heridas abiertas, ni en pacientes débiles o nerviosos, así como con mucha precaución en embarazadas.
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